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viernes, 18 de octubre de 2013

MARTA I

Miércoles 25 de Septiembre

Querido amigo:

                   ¡Hola! Me llamo Marta, tengo veinte años y soy maga. Tengo los ojos anaranjados y el pelo negro. Mido 1, 75 de alto y no tengo mucha fuerza muscular, aunque soy bastante inteligente y tengo una mente especial, que es la que me permite hacer magia.
         Cuando no era más que un bebe hacía bolas de fuego con las manos y las lanzaba o controlaba el agua, por lo que mis padres me llevaron a la enorme mansión de un científico, del que se decía que era mago, para que me enseñara a controlar mis poderes.
         Este mago era y es un hombre mayor con una larga barba blanca, que siempre viste de negro y tiene unos extraños ojos grises. Siempre lleva al cuello un extraño colgante en forma de corazón y su casa está llena de gatos.
         Durante mis diez primeros años me enseñó a controlar mis poderes y a no dejarme dominar por ellos. En este periodo pasaba la mayor parte del tiempo con mis padres y solo unas pocas horas en casa del mago. Nunca fui a la escuela porque todo lo que necesitaba saber me lo enseñaba el mago, por eso nunca hice amigos y pasaba la mayor parte del tiempo sola practicando los conjuros.
         Al cumplir los diez años empezó mi adiestramiento para controlar los conjuros que afectan a mi cuerpo, es decir, hacerlo más pequeño o más grande, hacerme invisible, convertirme en gas o en líquido, cambiar mis moléculas para atravesar paredes o hacerme dura como una roca, aumentar mi fuerza, agilidad, velocidad, habilidad y flexibilidad e incluso aprendí a volar. A partir de aquí conté con un compañero de mi edad que también tenía poderes, llamado Arturo, pero nunca nos hemos llevado bien porque es malvado, lo noto cada vez que miro sus ojos negros, y se convirtió en el favorito del mago. La verdad es que a mí me da igual quien sea su favorito, lo único que quiero es aprender a desarrollar todos mis poderes.
         A los quince años empezó nuestro adiestramiento en poderes mentales o, lo que es lo mismo, aprendimos a leer el pensamiento, a mover objetos, a hacerlos levitar, a hipnotizar, a controlar los sueños de otras personas y meternos en ellos, desarrollamos nuestros sentidos, etc. En esta época mi relación con Arturo se templo un poco pero nos seguíamos llevando mal. Había algo en él que no me gustaba nada y empecé a vigilarlo porque sospechaba que tenía algún plan oculto.
         Ahora que tenemos veinte años hemos aprendido nuestro adiestramiento para controlar las fuerzas de la naturaleza. Durante un año aprenderemos a controlar el agua y de momento no va mal la cosa. Yo ya consigo crear lluvia, hacer bolas de agua a partir del agua del aire, puedo parar el agua que cae de los grifos y la que fluye por los ríos.
         Un día que estaba practicando la creación de bolas de agua, me encontré con Remo, uno de mis mejores amigos, que me presentó al resto de los que hoy son mis amigos y a Carolina, una chica de mi edad de la que creo que me he enamorado.
         Sé que tengo que confesarla lo que siento porque si no luego me voy a arrepentir, pero el miedo y el pánico al rechazo me detienen y, cuando encuentro fuerzas para decírselo, se me traba la lengua y acabo diciendo la primera tontería que se me ocurre ¿Qué creéis vosotros que debería de hacer? Es muy difícil confesarle a la persona que te gusta lo que sientes por ella, sobre todo si es del mismo sexo.
         Además sospecho que Arturo me vigila muy de cerca. No preguntéis porque pero tengo ese presentimiento. Desde que aprendimos a leer las mentes, como practicábamos entre nosotros, en cuanto estamos cerca el uno del otro nos notamos y eso es lo que me pasa continuamente, pero nunca consigo verlo, tal vez porque se hace invisible o se convierte en gas, no lo sé, lo único que tengo claro es que como se acerque a mis amigos me da algo.
         Arturo es muy capaz de contarles que soy una aprendiza de maga y entonces no sé lo que pasaría ¿Cómo reaccionarías vosotros si descubrieseis por otra persona que uno de vuestros amigos o amigas tiene poderes mágicos? Yo no tengo la respuesta y por eso tengo miedo de lo que pueda hacer Arturo.
         Creo que esta planeando algo gordo con el mago. Cada vez que llego a casa, se me ha olvidado deciros que, desde los diez años, vivo con el mago, me los encuentro en el sótano de la casa haciendo algo que no me quieren contar. No tengo ni idea de lo que puede ser porque mantienen la puerta que da a la casa completamente cerrada, aunque esto no evita que se oigan ruidos y por ello sé que están construyendo algo ¿El qué? No lo sé, pero espero descubrirlo pronto.
         Para cambiar de tema os diré que Javier ya ha salido del hospital. Anoche, sobre las dos de la madrugada, durante el turno de Diego, le dieron el alta y muy temprano por la mañana volvió a su casa. Serena está pletórica de dicha y se la ve muy feliz, por lo que yo no la voy a contar nada de mis temores, aunque creo que debería de hacerlo.
         Me resulta muy extraño eso de que Javier oiga voces en su cabeza. Eso es señal de que tiene telepatía y por tanto algún tipo de poder mental, lo que me lleva a pensar si poseerá otros poderes. Si los tiene debe de ser algún tipo de mago o de brujo, sin embargo, si lo fuese, debería de haber desarrollado sus poderes nada más nacer y no ahora, cuando va a cumplir los veinte años dentro de poco.
         Además, si fuera mago o brujo, nosotros lo detectaríamos porque tenemos una habilidad especial para descubrir otros magos, por lo que tiene que ser otra cosa y ahí esta el problema. Si no es mago o brujo, pero tiene poderes mentales ¿Qué podría ser? La respuesta me aterra. Buscando en la biblioteca del mago, que es gigantesca, he descubierto que existen todo tipo de seres oscuros, como vampiros y licántropos, de lo que doy fe porque nos hemos cruzado con un híbrido tres noches seguidas, que tienen poderes mentales, sobre todo los vampiros.
         ¿Serena corre peligro? No lo sé. Javier parece no saber lo que le pasa y si fuese vampiro sabría lo que es, por lo que esta opción esta descartada, además de que hace su vida durante las horas diurnas. No quiero preocupar a Serena con estas sospechas si no tengo pruebas de que Javier no sea humano del todo, por lo que voy a vigilarlo muy de cerca hasta acabar descubriendo que es.
         Ahora os tengo que dejar. Hemos quedado a las diez en “La Luna Llena” como siempre y, aunque son las nueve y cuarto, tengo que irme porque la mansión del mago, que por cierto parece un castillo, queda un poco lejos. Hoy empezaré con la vigilancia de Javier, espero sinceramente que mis sospechas sean infundadas y sean paranoias mías, y con la del mago y Arturo porque quiero saber que se traen entre manos.

Un beso muy fuerte:
                                                                                                                         Marta

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