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martes, 1 de octubre de 2013

FERNANDO I

Miércoles 18 de Septiembre

Querido amigo:

                   ¡Hola! Me llamo Fernando y soy un hombre lobo. Seguro que ahora piensas que estoy loco o fumado. Pero te equivocas. Soy un auténtico hombre lobo. Y no me refiero al hombre lobo que ahora esta de moda, que en realidad es un perro gigante, con pinta de chucho de casa y que vive entre humanos. Olvidaos de esa mariconada de Crepúsculo que solo mancha las auténticas leyendas sobre los seres nocturnos.
         Yo y mi manada vivimos en una cueva, cazamos humanos y somos crueles y sanguinarios, aunque podemos controlar nuestros instintos, al menos la mayoría, e incluso podemos hacer amigos como he hecho yo, aunque no se si pueden considerarse mis amigos si les guardo secretos.
         Tengo veinte años, el pelo marrón, al igual que los ojos, y mido 1,95 de alto. Tengo los músculos fuertemente marcados y mis sentidos están más desarrollados que los vuestros, que son una bazofia y para mí es un misterio como habéis llegado a donde estáis con ellos.
          Vivo con mi padre, Aníbal, mi madre, Rosenda, mi hermano Atila con su mujer Luna y sus hijos Talbot y Sveta, mi hermano César con su mujer Perla y sus hijos Tulio y Zena, mi hermano Napoleón con su mujer Estrella, que son mis hermanos mayores, Alejandro y Hernán, que son mis hermanos menores. Nuestra casa es una profunda cueva en la ladera de una de las montañas que rodean nuestro lugar de caza, que es vuestra ciudad.
         Ahora mismo, mientras os estoy escribiendo esto, estoy que muerdo por dos motivos:
         Primero, porque mi hermano Alejandro, que parece un santo pero en realidad es peor que Satanás, hace cinco noches, cuando salio de fiesta con Hernán, tuvo un altercado con otro chico, al que quiso quitarle la pareja con la que estaba y se pelearon en mitad de la discoteca
¿A qué no adivináis como acabó? Pues con que el muy idiota e inconsciente mordió en el hombro al otro chico y, como no nos ha dicho nada hasta hoy, esta noche ese chico se transformara en un hombre lobo y no en un hombre lobo como nosotros.
Veréis. Nosotros podemos controlar nuestros instintos porque ya hemos pasado por el cambio varias veces, pero la primera vez que te transformas la bestia domina tu cuerpo y tu mente y se cometen crímenes horrendos, de los que luego no te acuerdas y despiertas rodeado de sangre y cuerpos desmembrados, como me paso a mí la primera vez.
A si que esta noche va a ver un hombre lobo descontrolado matando y comiendo por las calles de vuestra ciudad. Mi familia y yo tenemos que pasarnos toda la noche patrullando para conseguir atrapar a la criatura antes de que convierta las calles en ríos de sangre y acabe con el tratado que tenemos con los vampiros, cosa que nos va resultar muy complicada.
Cuando nos transformamos en híbridos, tenemos las piernas más cortas, una espantosa cabeza de lobo con una terrorífica dentadura, manos de humano con impresionantes garras, una cola corta y podemos andar a dos o a cuatro patas. La primera vez que se produce este cambio los deseos de matar y cazar nos dominan, perdiendo el control de nuestros actos, y se incrementa nuestra fuerza, con lo que resulta muy difícil detenernos en ese estado de salvajismo desenfrenado.
El segundo motivo me resulta difícil admitirlo, pero a alguien tengo que contárselo. Estoy enamorado de mi amigo Remo y desde hace tres noches noto en él el olor del hijo del líder de nuestra manada rival, lo que me tiene con los impulsos animales a flor de piel y eso es muy peligroso.
Mi familia no para de preguntarme que es lo que me ocurre y lo único que les contesto es una serie de gruñidos por lo bajo y me encierro en mi cuarto donde siempre tengo algo para romper, morder y destruir. Seguro que vosotros también tenéis algo con lo que os desfogáis cuando alguien os hace algo y no le dais una buena hostia.
Ayer, después de haber vuelto a oler a ese hijo de puta en el cuerpo de Remo, no pude controlarme más y salí de caza. Recuento de la noche: tres vagabundos y cuatro prostitutas. Nadie les va a echar de menos y necesitaba una buena caza, además de satisfacer unos cuantos instintos, a parte del hambre, ya me entendéis.
Nadie va a encontrar los cuerpos. Los hombres lobo hemos aprendido a ocultaros bien nuestras cazas. De los vagabundos nadie se va a preocupar, ni siquiera van a notar su ausencia, y la ausencia de las prostitutas solo va a enfadar a su proxeneta, que echará la culpa a algún rival y luego buscará a otras chicas para sustituir a las otras.
Llegue a casa completamente cubierto de sangre, con los ojos brillantes y la boca abierta y lanzando pequeños gruñidos. Por fortuna nadie me dijo nada y me encerré en mi cuarto a dormir, o al menos a intentarlo, porque en cuanto cerraba los ojos veía a Remo entre los brazos de ese capullo y me levantaba aullando y gruñendo con deseos de matar a un ser en concreto.
Nada me haría más feliz en estos momentos que hundir mis dientes en el cuello de ese maldito chucho y escuchar como se parte su cuello, mientras cascadas de sangre caen hasta el suelo formando charcos de sangre. Pero sé que no lo puedo hacer. Eso supondría iniciar una batalla entre las dos manadas y alguien de mi familia podría morir o, peor aún, ser secuestrado por los otros.
Nuestras manadas llevan enfrentadas, según lo que nos ha contado mi padre, desde que exploradores vikingos noruegos llegaron a las costas del reino Northumbria, una región del noreste de la actual Inglaterra. Mi antepasado y el del clan rival eran hermanos, hijos del líder del clan de los Wolfbloodies, uno de los pueblos más poderosos y temidos de la zona, y participaron en una de las incursiones a Northumbria.
Al regresar a lo que hoy es Noruega, los dos se pelearon por ver quien se llevaba más parte del botín para ofrecérselo a Eris, la mujer de la que ambos estaban enamorados, como dote para pedirla en matrimonio a su padre, líder de los Bearkiller.
Como el ganador fue mi antepasado, consiguió casarse con Eris y el clan se acabó separando. Mi antepasado se convirtió en líder de los Bendnecks y su hermano en líder de los Breakskulls… Me estoy yendo por los cedros de Úbeda ¿No?
Bien. Como os decía estoy a punto de perder el control sobre mi parte animal y si la pierdo seguramente acabaré matando a alguien, sea enemigo o amigo, porque habéis de saber que, cuando un hombre lobo está descontrolado, no distinguimos entre amigos y enemigos, todos se convierten en ricos y suculentos bufets de carne jugosa y blanda.
Normalmente me encerraría en mi cuarto con cadenas hasta que me tranquilizara o hasta que el olor desaparezca de Remo, pero hoy tengo que salir de patrulla para atrapar al nuevo licántropo con el peligro de encontrarme a Don Capullo, rey del país de los… Mejor no ir por ese camino que me altero más de lo que estoy.
Como veis estoy en una encrucijada ¿Qué hago? Vosotros lo tendríais fácil. Solo con decir que estáis malos os dejan quedaros en vuestras casas, así podéis llamar a vuestra pareja para retozar un poco, pero nosotros no enfermamos. Tenéis razón. Para mi situación. Es una putada muy grande.
Si me encuentro con el otro, no hay fuerza en este mundo que me impida agarrarle el cuello y apretárselo hasta le crujan los huesos y vea como sus ojos se le salen de las órbitas y se atragante con su propia sangre. Luego le metería un enorme palo por el culo, retorciéndoselo por supuesto, hasta sacárselo por la cabeza, y lo clavaría delante de la cueva de los Breakskulls. Asi se enterarían de lo que les pasa a todos aquellos que se acercan a mi chico, lo que por cierto es bastante egoísta.
 No es mi chico. Es más, no es nada. Bueno. Solo somos buenos amigos, lo que hace que tenga ganas de aullar. No quiero ser solo su amigo pero no tengo más remedio que aguantarme ¿Qué otra cosa puedo hacer? No puedo estar con él porque mi secreto acabaría afectándole y lo más probable es que le cause algún mal. Y no me refiero solo a un dolor sentimental, si no a un dolor físico.
Cuando sentimos algo intensamente somos más propensos a perder el control. Asi que, si en algún momento llego a estar con Remo como yo quiero, cosa más que improbable, es muy fácil que mientras nos besamos se caldee el ambiente y… bueno, ya entendéis lo que quiero decir. En esa situación perdería el control a la mínima.
         Pero el estar lejos de él y tener que verlo cada día me está matando y no creo que pueda resistir mucho tiempo más la tentación. Antes os he dicho que tengo los ojos marrones ¿Verdad? Pues mis amigos piensan que los tengo amarillos ¿Por qué? Pues porque en cuanto estoy cerca de Remo el deseo me invade y los instintos de lobo me dominan ¿Efecto qué eso produce? Ojos grandes, amarillos y brillantes, además de lo que se produce entre mis piernas y que dura hasta que pierdo de vista a Remo y me calmo un poco.
         Creo que mi hermano Atila sospecha lo que me pasa, pero no sabe de quien estoy enamo… ¿En serio iba a escribir enamorado? ¿Tanto se ha colado en mi corazón que ya pienso en amor? Debo de estar peor de lo que pensaba. Bueno, a lo que iba. Es una suerte que no sepa hacia quien tengo estos sentimientos. Los hombres lobo tenemos prohibido mantener cualquier tipo de relación con humanos y quien infringe está norma es duramente castigado, a veces incluso, pueden ejecutarlo.
         Te tengo que dejar. Son las nueve y media y he quedado con mi segunda manada, como me gusta llamarla, a las diez en la Luna Llena. La próxima vez que te escriba te contaré como ha ido la caza de hoy y si no te vuelvo a escribir, no te preocupes, será porque me he suicidado, idea que ahora mismo no me parece tan mala para acabar con mi sufrimiento.

Un abrazo muy fuerte:
Fernando

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