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lunes, 14 de octubre de 2013

GABRIEL I

Lunes 23 de Septiembre

Querido amigo:

                   ¡Hola! Me llamo Gabriel, tengo veinte años y soy un arconte. Para quien esta palabra le suene a chino le diré que un arconte es un ser celestial al servicio de los dioses, que lo envían a la tierra para cuidar, vengar o juzgar. Vivo junto a los otros arcontes en un palacio hecho de nubes en el cielo, donde tenemos nuestro propio plano al que tienen acceso todos los dioses.
         Mido 1,95 y soy bastante delgado. No tengo muchos músculos, pero no me hacen falta porque los arcontes tenemos mucho poder, y si cuatro enormes alas angelicales blancas y brillantes, además mi piel y mi pelo son de color dorado y mis ojos de color ámbar.
         Hace un tiempo durante una de mis misiones conocí a Remo, un joven del que me hice amigo, el primero que he tenido. Los arcontes no solemos entablar amistad entre nosotros, lo que provoca que seamos seres solitarios. Por eso al principio se me hizo extraño que Remo me hablara y no sabía que hacer, aunque luego, cenando en un local llamado “La Luna Llena”, empecé a hablar con él y me presentó al resto de sus amigos.
         Ahora tengo nueve amigos y entre ellos se encuentra Violeta, una chica que va a acabar destruyéndome ¿Por qué? Porque me he enamorado y los arcontes tenemos prohibido mantener cualquier tipo de relación con mortales y mucho menos enamorarnos. Si Rafael, que es quien nos envía a las misiones y se encarga de vigilarnos, se entera, no solo de la amistad que tengo con mis amigos, sino del amor que siento por Violeta, me quitará los poderes y con ellos mi esencia y mi aura, por lo que desapareceré.
         Hasta ahora he conseguido que no se entere, o al menos eso creo, pero no sé durante cuanto tiempo más podré conseguirlo. Cada vez que me envían a una misión en la tierra tengo que poner una excusa a mis amigos para no quedar, infringiendo otra regla de los arcontes, no mentir jamás, y cuando no tengo ninguna misión tengo que poner alguna excusa a Rafael para bajar a la tierra.
         Nosotros básicamente nos encargamos de mediar entre las diferentes razas que pueblan el mundo terrestre, para evitar guerras que pongan en peligro a los humanos y para que no descubran a los seres que viven entre ellos. Durante siglos hemos conseguido parar innumerables batallas y enfrentamientos, pero ahora se está fraguando el comienzo de una guerra, que puede poner en peligro vuestra ciudad.
         El acuerdo entre el clan de vampiros y las dos manadas de hombres lobo, que viven en vuestra ciudad, esta a punto de romperse debido a ciertas acciones. El acuerdo impide a los vampiros morder a una persona hasta matarla y prohíbe a los hombres lobo convertir a una persona, las dos reglas se han roto y la tensión amenaza con desatar una gigantesca guerra.
         Al parecer hace varias noches, uno de los hijos de Agamenón, el patriarca del clan de los vampiros, a mordido hasta casi matar, no aun humano, sino a uno de los hijos del jefe de los Breakskulls, Rompe cráneos en vuestro idioma. Por otro lado uno de los hijos del líder de los Bendnecks, Tuerce cuellos, mordió a un humano, que se ha convertido en híbrido durante tres noches seguidas sembrando el terror en las calles de la ciudad, aunque esto ya lo sabríais, seguramente le habréis oído aullar desde vuestras camas y os lo habrá contado el resto.
         Como no podía ser de otro modo, anoche me enviaron a tener una reunión en lo más profundo del bosque con los tres líderes para intentar limar asperezas y evitar la guerra. Por desgracia mis esfuerzos no sirvieron para nada y quien sabe cuando estallará la guerra entre las dos razas.
         Mientras esperaba a que llegarán pude pensar en mis cosas o lo que es lo mismo en mis sentimientos hacia Violeta ¿Qué puedo hacer? Mi cabeza me dice que eso esta mal, que soy un arconte y no puedo tener ese tipo de relaciones con humanos, pero mi corazón me dice todo lo contrario y amenaza con romperse si no puedo estar con ella. Por otro lado ella es humana y no puede saber de la existencia de los arcontes, es otra de nuestras reglas, no desvelar nuestra auténtica identidad, con lo que tendría que mentirla rompiendo así más reglas.
         Como veis estoy entre la espada y la pared. No sé como solucionar el problema y mientras tanto lo que siento por ella crece cada día más y más. Solo faltaría que Rafael se enterara de todo y… No quiero ni pensar en lo que me haría, aunque tal vez la muerte sea la única solución. Asi yo me libraría de mi sufrimiento y Violeta podría buscar a alguien mejor con quien estar.
         El primero en sacarme de mis pensamientos fue Aníbal, el líder de los Bendnecks, cuyo hijo fue el que convirtió a un humano en el híbrido. Luego apareció Agamenón, el jefe de los vampiros, que se quedo al otro lado del claro enfrente de Aníbal. Por último llegó Asdrúbal, el líder de los Breakskulls.
         El primero en hablar fue Asdrúbal y ya con su intervención supe que no íbamos a conseguir nada. Pidió nada más y nada menos que la cabeza del hijo de Agamenón culpable de haber mordido a Francisco, su hijo, que todavía se encontraba lago débil debido a toda la sangre que le habían quitado.
         Agamenón contestó que no podía pedir eso cuando Francisco no había muerto, pero que su hijo estaba dispuesto a pedir una disculpa sincera a Francisco, a lo que Asdrúbal, a regañadientes, tuvo que aceptar obligado por mis palabras, aunque en sus ojos se veía que no se iba a contentar con una mera disculpa.
         Después Agamenón sacó el tema más preocupante, el del híbrido que había sembrado el terror en las calles durante la luna llena. Acusó a Alejandro, el hijo de Aníbal que mordió al muchacho, de ser el único culpable de la muerte de la treintena de personas a las que el híbrido había matado y de haber iniciado una plaga de híbridos en la ciudad, por lo que pidió la ejecución pública del chico.
         Aníbal ante esto, como no podía ser de otra manera, entró en cólera y, transformándose en un gigantesco lobo negro atacó a Agamenón, que se preparó para hacerle frente. El choque entre los dos fue brutal y en sus ojos se veía que estaban dispuestos a matarse el uno al otro, por lo que no me quedó más remedio que utilizar mis poderes.
         Los arcontes nunca hacemos daño, otra cosa que tenemos prohibida, y utilizamos nuestros poderes solo para neutralizar a los enemigos, debilitándolos y mermando su voluntad. Nuestros poderes son amplificados por nuestras armas, en mi caso una brillante espada de oro.
         No me costó mucho esfuerzo debilitar a los dos adversarios hasta dejarles sin fuerzas y obligarles a volver a sus lugares.
Para Agamenón el acuerdo ya estaba roto y afirmó que su familia acabaría con la vida de cualquier hombre lobo o híbrido con el que se encontrara, además dijo que ya había llamado a más miembros de su familia para ayudarle en la difícil tarea.
Ante esta amenaza tanto Aníbal como Asdrúbal contestaron con matar a todo vampiro que apareciera ante sus ojos y, cuando Agamenón se marchó, se dieron las manos para firmar una tregua entre las dos familias, por primera vez tras siglos y siglos de enfrentamientos, y luchar conjuntamente contra la amenaza que los vampiros suponían para ellos.
Formada esta alianza cada uno se fue por su lado y de nuevo me quedé solo y preocupado. La guerra entre las dos razas es ya inevitable, de eso no cabe ninguna duda, pero el problema es saber cuando estallará para estar preparados e intentar pararla. Una guerra de estas características puede ser fatal para la ciudad y los humanos se pueden percatar de la existencia de los seres que, para la mayoría, pertenecen a las leyendas y cuentos.
Además hay que añadir una cosa que en la reunión, debido al clima de tensión, no se tocó, la existencia de esos cazadores que acabaron con la vida del híbrido y se lo llevaron quien sabe donde. Cuando estalle la guerra no será una guerra de dos bandos, sino de tres y eso complica nuestra misión pacificadora, sobre todo porque los cazadores son humanos y no podemos mostrarnos ante ellos.
         Bueno. Ahora voy a contaros otra cosa para cambiar de tema. Anoche, Javier por fin se atrevió a pedirle una cita a Serena y ella aceptó. Hoy en lugar de quedar con nosotros van a ir al cine a ver una película y espero sinceramente que todo vaya bien. Los dos son buenos chicos y se merecen estar juntos, por eso los chicos hemos quedado antes y vamos a ir a casa de Javier a ayudarlo a prepararse para la gran noche, mientras las chicas van a ayudar a Serena.
         Esta es la razón por la que tengo que dejarte en estos mismos momentos. Hemos quedado en casa de Javier a las nueve y son menos cinco. No te preocupes, no llegaré tarde. Los arcontes podemos teletransportarnos y en un segundo puedo estar allí.

Un abrazo muy fuerte:
                                                                                                                       Gabriel

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